Con este post vamos a comenzar la serie "suizo-dominguero", que va precisamente de eso, de planes de domingo en Suiza. Tenemos la suerte de vivir en un lugar donde a dos pasos hay un bosque, una montaña, y si en España hay un bar en cada esquina, aquí hay un restaurante en cada pico… y hay muchos. Suizo-majetón, empeñado en que tengo que conocer toda la cultura gastronómica alpina de cabo a rabo, organiza sus excursiones siempre alrededor de un restaurante rústico, a ser posible lo más alto posible, para subir a lo barbie montañera, y después, bajar rodando… Al final son caminatas de cuatro a seis horas… nada, echas el día :-) Y en invierno, pues en vez de caminar, a esquiar. Hoy vamos a combinar gastronomía con esquí, y con no madrugar un domingo… Así que no fuimos a una estación de las grandes, que esas no hacen falta publicitarlas, y además te tienes que pegar el madrugón. Vamos a ir una pequeña, máximo 10 pistas, de típico dominguero, con forfait de mediodía, tranquilicos, a disfrutar de unas vistas increíbles, y de un restaurante cien por cien tradicional con un queso espectacular, al que sólo se puede acceder esquiando en invierno. La estación es Stoos, en el cantón de Schwyz. Pero en la parte rural del cantón. Está a unos 50 minutos en coche de Zurich, dirección la capital Schwyz. Hay que coger un tren cremallera para llegar hasta Stoos. Y allí caminar cinco minutos esquís en mano al telesilla. Stoos es un mini pueblo de vacaciones, sin coches, y tiene dos palas con 4 o 5 pistas cada una. Bien largas eso si, negras y rojas. En tren también es muy fácil llegar, ya que hay un autobús directo desde la estación de Schwyz al tren cremallera (Standseilbahn Stoos). Para ir a nuestro destino hay que ir a la pala de la derecha de la estación, y subir hasta Fronalstock. Y mira, cuando llegas arriba del todo, pedazo de vistas del Lago de los Cuatro Cantones (o Lago de Lucerna). Se te quita el hipo y la tontería. Por ahí pasa el "weg der Schweiz", el sendero de Suiza, que es una pasada también para hacer en verano. Bajando la pista, pegadico a la izquierda está el cartel, donde dejar los esquís. El restaurante Alp-Laui es muy auténtico, y sus dueños Bernandette y Wisel (Luis, para los amigos) simpatiquísimos. Aquí Luis, empeñado en que esta que suscribe era del Ticino y no española, por poco me hace bailarle flamenco con las botas de esquiar encima de la mesa (A lo apreski en Austria… ese será otro GRAN post). Nos reímos muchísimo con él, y lo más fuerte, es que le entendía! Debía ser el solazo y la cerveza porque este "panocho de las montañas", como lo define suizo-majetón, hablaba dialecto cerrado cerrado.. ¿Y que se come aquí? Pues su queso, sus salchichas, pan y merengues. Todo regado con la cerveza de la zona, que es bien generosa. ¿Y qué nos pedimos? Pues salchicha de entrante (tipo fuet o salchichica de Lorca), con su tabla y su cuchillo, y de segundo un "chässchnite", un rebanada de pan casero, con una lonchica de embutido (jamoncico en este caso) y queso. Esto se mete al horno y cuando esta tostadico, zas, ¡a las caderas directo! Viva Luis y la leche de sus vacas. ¡Como estaba el queso! Y de postre.. merengue con nata y helado de fresa…. ¿Para que sufrir? Total un par de bajadicas y ya lo quemas…. No os perdáis el especial fondue y jacuzzi que organizan aquí. Tiene que ser divertidisimo. No hace falta decir que nos pasamos la tarde subiendo y bajando pistas como si no hubiera un mañana… ¡Debe ser que el queso te hace sentir como súperratón! ¡Te supermineraliza! Hasta la próxima aventura.
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