Hacer regalos se ha convertido en todo un arte, sobre todo en esta época en la que todo el mundo tiene de todo y aspira a tenerlo todo en el mismo momento. Igual que existe el movimiento Slow Food, creo que deberíamos comenzar el movimiento Slow Present... o lo que es lo mismo, dedicar tiempo a pensar en regalos originales, sostenibles y si es posible, realizados con tus propias manos. Hoy vamos a dedicar este post al envoltorio, con una idea simple que da un toque muy personal a los regalos: lazos tejidos a dos agujas. El tejido que he utilizado es una madeja muy especial, como tiras de algodón fino, digamos que podría ser la versión sofisticada del trapillo (suizas, esta madeja la compré en Manor - Lang Yarn)
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Con este post vamos a comenzar la serie "suizo-dominguero", que va precisamente de eso, de planes de domingo en Suiza. Tenemos la suerte de vivir en un lugar donde a dos pasos hay un bosque, una montaña, y si en España hay un bar en cada esquina, aquí hay un restaurante en cada pico… y hay muchos.
Suizo-majetón, empeñado en que tengo que conocer toda la cultura gastronómica alpina de cabo a rabo, organiza sus excursiones siempre alrededor de un restaurante rústico, a ser posible lo más alto posible, para subir a lo barbie montañera, y después, bajar rodando… Al final son caminatas de cuatro a seis horas… nada, echas el día :-) Y en invierno, pues en vez de caminar, a esquiar. Ya era hora de que alguno de los patrones fuera también dedicado a patrones para hombre. Ahora que se acerca el día del padre, esta bufanda es un regalo estupendo para padres, hermanos, primos, o lo que se tercie. La cara de suizo-majetón cuando le dije que le iba a hacer una bufanda fue todo un cuadro.. ¡No! ¿Una de esas de punto gordo y de colorines como llevas tú?... No hombre no.. algo discreto..., le dije.
Así que pensando me salió un modelito muy discreto pero a la par elegante y calentico. Es una bufanda hecha con ovillos de merino (que no pica y no salen bolitas), con un hilo muy fino y tejida en punto de arroz. Estos son los materiales: Cerca de cinco años estuve comiendo de tupper cuando trabajaba en una agencia de comunicación en Madrid. Cuando me pasé "al otro lado" (al cliente) juré como Escarlata O'hara que nunca más volvería a comer de tupper….. Y aquí estamos, unos añitos más tarde, a 2000 kilómetros de distancia: volviendo a comer de tupper.
Lo peor de todo no es comer directamente del recipiente (algo que detesto), lo irritante es todo el proceso: sal de trabajar, ve directamente al súper previo pensamiento de qué vas a cocinar (cierran a las siete, así que deprisa bonita), prepara la cena y el tupper a la vez.. todo esto antes de las 8 que ya se nos hace tarde…. Ojalá tuviera fabada litoral o las albóndigas del corte ingles, que te sacaban de un apuro… Porque por supesto lo de planear con antelación, ni loca (no, no todo se pega..) Pero en mitad de esta tormenta perfecta apareció suizo-majetón al rescate: anda, pues trae que ya lo hago yo. Oh. Oh. Oh. Las recetas que prepara son sencillas pero aquí las dejo por si sirven de inspiración. Hoy toca: |
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April 2018
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